lunes, 14 de abril de 2008

quelqu'un m'a dit

Estoy sentado como un inválido en el desierto de mi deseo de ti

Me he acostumbrado a beber la noche lentamente, por-
que sé que la habitas, no importa dónde, poblándola de
sueños.

El viento de la noche abate estrellas temblorosas en mis
manos, que aun no se conforman, viudas inconsolables
de tu pelo.

En mi corazón se agitan los pájaros que en él sembraste
y a veces les daría la libertad que exigen para volver a ti,
con el helado filo del cuchillo.

Pero no puede ser. Porque estás tan en mí, tan viva en
mí, que si me muero a ti te moriría.
J.G.


¿Qué es esto de la vida? ¿Una ruta por la que vamos y venimos a gusto, y a sabiendas que nos encontraremos a la vuelta con las mismas curvas, piedras y animales sueltos y desorientados por la crudeza del pavimento creador de reflejos y oasis divinos que falsifican la visión del "porvenir", con las que nos topamos en el camino de ida?
"No existe una escuela que enseñe a vivir" (C.G.), entonces... ¿Quién es este alguien que nos ha dicho de ir y volver? ¿O que nos ha propuesto la ida y nos ha negado la vuelta? ¿O que sólo nos muestra una eterna meseta patagónica como ruta de viaje y se nos ha despojado de (nuestra) ruta para poder enriquecerse a cuesta nuestra cobrándole peaje a los transeúntes que pasan por nuestra vida?
En esta ocasión, y como ya se nos ha hecho costumbre a los lecto-comentaristas de este espacio, los interrogantes hacen notar su presencia. Sus arcos rechonchos se nos muestran como enormes barreras que se interponen en nuestro camino. Con ellos no hay lugar para el paso ligero, para la vista fija en el horizonte... ¡Es por eso que son tan malignamente bondadosos! El horizonte no significa nada si lo alcanzamos, y creo que el paso ligero no es el más adecuado método para intentar alcanzarlo.
Iré cerrando este momento bajando una barrera más, pero advirtiéndoles (en el mejor sentido de la palabra) que hay mucho horizonte detrás.
Helios.

1 comentario:

Gaby_esencializada dijo...

para mí la vida es muchas cosas
es levantarme todas las mañanas y sentirme yo
es el disfrutar de las caminatas sin rumbo (o con rumbo) con el viento golpeando mi cara, o bajo la lluvia (procurando evitar gripes y esas cosas)
es el mate compartido con las personas que quiero y las respectivas charlas
es el silencio y las miradas que dicen tanto
es las tardes pasadas en puán
es esa llamda telefónica qué desempolvó un puente que hace mucho que no cruzaba
es el dolor y la alegría compartida
es la lectura de un buen libro
es jugar al truco con mis hermanos
es las salidas (fallidas y no, juveniles y de viejas) con mis amigos

ahora que releeo esto y lo pienso mejor, creo que para mí la vida no es más que eso.
una serie de encuentros.
pero de encuentros verdaderos
de esos que llenan y hacen que no me pueda sacar la sonrisa de mi cara.

ojalá logre vivir siempre la vida que no es más que una suma de instantes, así, como un constante encuentro con el otro.