Sucede en nuestros días que la escritura prolifera vertiginosamente convirtiendo la literatura en una bolsa de valores narrativos.
La especulación lingüística, llegando ya a su clímax, se perfila como catalizadora de la Segunda Depresión. Todo el mundo escribe, pero nadie lee. Esta relación inversamente proporcional genera una superabundancia de material literario que permanece como stock de reposición dirigido a un mercado en vías de extinción.
Lo que advendrá será una nueva era oscura. Habrá enormes hambrunas intelectuales y una generalizada hiperinflación que afectará principalmente a los rubros morfo-sintáctico y semánticos. El valor de la palabra será nulo, la oración se regirá con los materiales y las formas más ordinarias para abaratar su costo de producción, y la retórica apenas si bastará para comprar un trozo de pan.[1, incluye título]
pue
do
de
cir
pun
to)
[2]*
Helios.
ACLARACIÓN: los dos primeros comentarios de esta entrada forman parte de la misma.
[1]Leandro Pose, obras inconclusas.
[2]Ibíd.
*Por razones estéticas la nota al pie no figura junto a la obra citada.