viernes, 30 de mayo de 2008

Palabras

El neoCrack

Sucede en nuestros días que la escritura prolifera vertiginosamente convirtiendo la literatura en una bolsa de valores narrativos.
La especulación lingüística, llegando ya a su clímax, se perfila como catalizadora de la Segunda Depresión. Todo el mundo escribe, pero nadie lee. Esta relación inversamente proporcional genera una superabundancia de material literario que permanece como stock de reposición dirigido a un mercado en vías de extinción.
Lo que advendrá será una nueva era oscura. Habrá enormes hambrunas intelectuales y una generalizada hiperinflación que afectará principalmente a los rubros morfo-sintáctico y semánticos. El valor de la palabra será nulo, la oración se regirá con los materiales y las formas más ordinarias para abaratar su costo de producción, y la retórica apenas si bastará para comprar un trozo de pan.[1, incluye título]
intentaré esgrimir
algunas palabras
antes que puedan serme
robadas
violadas (dos puntos
vocablos
son so
la
men
te
lo
que
pue
do
de
cir

pun
to)

[2]*


Helios.


ACLARACIÓN: los dos primeros comentarios de esta entrada forman parte de la misma.
[1]Leandro Pose, obras inconclusas.
[2]Ibíd.
*Por razones estéticas la nota al pie no figura junto a la obra citada.

viernes, 23 de mayo de 2008

Al bando vencido

(...)- Muchas veces la realidad no se condice con lo que debería ser real.
-¿Cómo?
- Claro, quiero decir que el condicional plantea una serie de conflictos respecto de la historia.
- ¿De qué manera? Explícate.
- El fútbol, por ejemplo. Puede parecerte burdo (ciertamente no lo es), pero iluminador al fin. En el último mundial del mencionado deporte, el buen desempeño de la selección argentina la llevó a cuartos de final, y en dicha oportunidad tuvo que enfrentarse con la selección local. El partido fue inquietante, plagado de una densa agonía y, finalmente, de una aborrecible impotencia. Se definió por penales. Argentina fue eliminada.
- Sigo sin comprender.
- Una frase muy oída en los días subsiguientes al partido fue "Argentina merecía ganar". Futbolísticamente, concuerdo con esta frase, dado que la calidad de juego de la selección argentina fue superior, pero no me desviaré del punto en cuestión. Argentina merecía ganar, pero... ¿cuál de los dos equipos llegó a semifinales y cuál volvió sollozando a su patria?
-Argentina ciertamente, pero ¿cómo aplicarías entonces el ejemplo a la cuestión acerca del condicional?
- Argentina merecía ganar y no lo hizo. Es este uso del condicional el que genera un choque con el acontecimiento real. Muchos acabamos por posicionarnos del lado del condicional, no en un sentido estricto, sino como un "pasarnos" al bando vencido.
- Aun sigo sin comprender.
- Permanecer o pertenecer al bando vencido refiere a la posicion que se toma siendo consciente de que dicha postura es la que ha caído. El problema se presenta debido a que la lógica que uno ha seguido en el desarrollo de una determinada situación indicaba la victoria, pero cuando se analiza el acontecimiento en sí, o mejor dicho, el resultado de dicho acontecimiento la realidad expone un veredicto totalmente diferente a lo esperado (siempre teniendo en cuenta que lo que se esperaba tenía como soporte un riguroso silogismo "a prueba de fallas").
- ¿Sería, entonces, algo así como un proyecto que no llega a su cometido aun habiendo dispuesto de todas las herramientas y el esfuerzo necesario para realizarlo?
- ¡Exactamente!

Pertenecer, eternamente, al bando vencido*.

Helios.

*"Al bando vencido", Ismael Serrano en La memoria de los peces.

domingo, 18 de mayo de 2008

yo y mi jardín


Todos han partido de la casa, en realidad, pero todos se han quedado en verdad. Y no es el recuerdo de ellos lo que queda, sino ellos mismos (...) Lo que continúa en la casa es el órgano, el agente en gerundio y en círculo. Los pasos se han ido, los besos, los perdones, los crímenes. Lo que continúa en la casa es el pie, los labios, los ojos, el corazón.[1] Aun así, no veo a nadie, ni siquiera me veo a mí mismo. Me he buscado, pero no estaba con mi sombra, no estaba con mis gestos, más allá de las normas, más allá del misterio en el fondo del sueño, del eco, del olvido. No estaba ¡Estoy seguro! No estaba. Me he perdido.[2] Creo que por esto mismo es que intento, una y otra vez, inventarte, creo que soy porque te invento, alquimia de águila en el viento desde la arena y las penumbras, y tú en esa vigilia alientas la sombra con la que me alumbras y el murmurar con que me inventas.[3]
De cualquier manera, antes de esto ya construía tu rostro en los lejanos patios de la infancia, [4] sombra con sombra (...), dolor con dolor, por haberme enamorado[5] escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra, te hice un sitio en mi lecho, te amé, estela invisible, noche a noche.[6]
Creo, al fin, haberme ido, puesto que no había nadie, nadie, nadie. Esa noche preparé mucho café, estaba con insomnio y con la garganta extraviada entre tanto humo y nicotina. En mi soledad, dejé dos tazas y dos cucharitas, por si aparecieras y aparecías. Y la mirada mil años. Alguna parla bajo la luna. (...) Y porque entrabas, el morado café se volvía una pirámide. De estrellas. Toda la vía láctea que habitamos.[7] Nos amábamos rodando por el espacio.[8] Precioso terror de andar en la noche entre rocas voladoras.[9]
Finalmente ¡PUF! evanesciste. Sin tu presencia mi caída fue inminente, desde el espacio abierto hasta el fondo de la tierra, del mar, de la casa, ya no recuerdo, o no tiene importancia. Hoy por hoy, sólo me asomo a la superficie y nada. Nadie responde a mi llamado. Pareciera que el mundo se ha escondido bajo una piedra, y espera mi partida para salir de su escondite.[10]


Helios.

1 César Vallejo, en " No vive ya nadie...".
2 Oliverio Girondo, en "¿Dónde?".
3 Julio Cortázar, en "Doble invención".
4 Juan Gelman, en "Fábricas de amor".
5 Miguel Hernández, en "98".
6 Juan Gelman, op. cit.
7 Marosa di Giorgio, en "La flor de lis".
8 Eduardo Galeano, en "Amares".
9 Daniel Samoilovich, en "Furtivos".
10 Leandro Pose, en "Incomunicado".

domingo, 11 de mayo de 2008

Nota al pie: amistad

"La amistad no guarda silencio, más bien es guardada por el silencio. Desde el momento en que la amistad se habla, se invierte. Dice entonces, diciéndoselo, que no hay amigos, se confiesa confesándoselo. Dice la verdad -siempre aquello que más vale no saber." [1]


Nada más...

¿Dónde se hizo esta
luz
velada?

El chingolo canta.
Este canto en la luz
como desde el seno
tímido de la luz.
Y las orillas
florecidas,
las orillas
amarillas,
las orillas temblanco
en la sensitiva
mirada del río?

Demasiado, demasiado.
Sólo la soledad
apenas
dorada,
con este canto.
[2]


"¡Oh, Amigos! No hay amigos.*" [3]


Helios.


[1] Derrida J., "Esta 'amistad' loca: el justo nombre de la amistad", en Políticas de la amistad, Paris, Galilée, 1994.
[2] Juanele, Antología, Buenos Aires, Losada, 2002.
*(...) exclamó el sabio moribundo.
[3] Aristóteles.

domingo, 4 de mayo de 2008

Fui, soy... ¿fueré?



El pasado, cosificado, puede llegar a convertirse en un platillo muy suculento.
¿Qué hacer cuando el pasado amenaza nuestro presente, y por defecto, nuestro futuro?
Pongamos la mesa, y hagámonos de un perverso festín. Seamos como Mercurio con su hijo, ya que, a fin de cuentas, nuestro pasado es como un hijo concebido por nuestra propia vida y existencia.


Ayer y hoy

Humilde como el voto del creyente,
bendito como el ángel de mi guarda,
tímido, solitario, romancesco,
fe y esperanza.

Como tú, virginal y sin mancilla,
como yo, visionario y entusiasta,
era el amor que te ofrecí; inocente,
como mi alma.

Ignoto, como ráfaga perdida,
ardiente, como lágrima callada,
torcido, desolado, borrascoso,
amor de patria.

Triste, como el destello de la luna,
solo, como luna solitaria,
es el recuerdo de ese amor maldito,
como mi alma.
Almafuerte


Será hasta que siga avanzando la vida, el tiempo, hasta que implote la palabra, y ya no quede nada que devorar más que uno mismo.
Helios.

jueves, 1 de mayo de 2008

Ciudad extraña

Que se me va de las manos
entre el humo de los coches
el verano,
que se me olvida la gente
que, con más o menos suerte,
me ha ayudado.
Y se me va de las manos
mientras los días siguen pasando
y yo perdiendo la calma,
ciudad extraña.
Veremos si hoy trae la suerte
tu llamada en mi ventana,
que los relojes no duermen
y en mi mente sus agujas son espadas.
Y se me va de las manos
mientras los días siguen pasando
y yo perdiendo la calma,
ciudad extraña.
Que se me va de las manos
entre el humo de los coches
el verano
que se me olvida la gente
que, con más o menos suerte,
me ha ayudado.
Y se me va de las manos
mientras la vida sigue pasando
y yo perdiendo la calma,
ciudad extraña.
Veremos si hoy trae la suerte
tu llamada en mi ventana,
que los relojes no duermen
y en mi mente sus agujas son espadas.
Y se me va de las manos
mientras la vida sigue pasando
y yo perdiendo la calma
ciudad extraña
de mi pasado, de mi pasado.*

Es una ciencia (o un fenómeno) muy peculiar la historia. Parecería que todo aquello que ya fue transitado, aquello a lo que podemos recurrir cuando nos plazca mediante el uso de la memoria, en síntesis, aquello que ha sido superado, se nos presentara como un objeto casi palpable con nuestras propias manos. Pero llegan instancias del pasado que desbordan nuestro entendimiento, y así, nuestra supuesta capacidad (de la cual muchas veces nos jactamos, considerando que somos seres que dominamos la razón y estamos en pleno uso de nuestras facultades mentales) de asirlo (al pasado) queda totalmente anulada. Es frente a dichas instancias (llámense también situaciones, sucesos, episodios, y la lista sigue) que el pasado se nos va de las manos, y frente a nuestro estado de consciencia del presente (siempre con miras hacia el futuro) el tiempo no nos brinda la posibilidad de re-vivir los momentos que, delante de nuestra postura impotente, se alejan, más y más, mientras los días (la vida) siguen su curso.
¿Qué nos queda entonces? Tal vez esperar ése llamado en la ventana.
Helios.
*"Se me va de las manos", Ella Baila Sola.