viernes, 2 de octubre de 2009

en busca de una lectora perdida

Es cierto, una mujer se ha perdido, pero no logro pintar un óleo suyo. Son increíbles los alcances que puede tener la rutina, las ausencias que puede causar un simple fin de semana que escape a ella. Más asombroso aún me resulta el cambio que puede acontecer en una rutina, un poco paradójico, ¿no? Pero de cierta forma está allí. Se puede pasar de un activo uso neuronal, a una atrofia similar a la que puede sufrir un artista frente a una fórmula leucocitaria, o un bioquímico frente al Erotismo de Bataille. La pérdida de un factor rutinario pasa a ser algo trascendental, y repito ¿no es, acaso, un tanto paradójico esto? Es decir, si algo escapa a la rutina ¿cómo poder meterlo dentro de ella? ¿Debemos, entonces, concebir que todo aquello que se sale de la rutina está inserto en ella por ser esperable que la rutina, como constante, tenga alguna "arritmia" eventualmente?


Ludo vita

doble turno, llega
se baña,
prende un cigarrillo.

la rutina de jugar
al amo de casa
huérfano

en este momento
pásase un hisopo por el oído izquierdo,
una sensación orgásmica,
mira el reloj, recuerda
esa tarde dejó un mensaje en su trabajo,
asunto: Jorje.
Un bollo hecho de papel,
si te he visto no me acuerdo.

otro cigarrillo,
se relame por esas piernas amazónicas
que ella tanto repudia,
pero no,
esto atenta contra la terapia psicoanalítica,
mejor limitarse a llevarle algún tentempié bajo en grasas,
con las mismas calorías que la mitad de una uva pelada y sin semillas tal vez,
fingir que es un nuevo día de la madre.

una congoja solemne,
ya es tarde

¿y su hermano Miguel?
recuerda no tener ningún hermano,
a dormir


Helios.

No hay comentarios: