Del cielo nos vienen diferentes cosas que hacen a nuestra existencia. ¡Qué seríamos sin el sol, la lluvia, lo infinito!
Hace algún tiempo creí haber tenido el cielo al alcance de mi mano. Estaba ahí, tan concreto, tan asible. Tal vez la escena se prolongó demasiado, intentando generar ese suspenso vacuo que sólo concluye en lo inevitable: el cielo se había ido, había vuelto a su lugar, allá arriba a donde pertenece. Tal vez fue simplemente una ilusión, y el cielo nunca había abandonado su posición en el universo. Tal vez existan dos cielos, ambos igualmente inexpugnables.
Dame una más
que me volveré
nuevamente hombre
la terneza
me sobra, aun,
procuraré que
sea abundante
para cuando todavía
me toques.
Dame otra más
que aun no he descifrado
tu todo contorno
séme mujer
lentamente,
que pueda asimilar
cada pétalo
cada instante.
Seamos secreto
séme distante.
Helios.
*Poema de mi autoría.